Fauna de los Andes
febrero 3, 2021
Todo lo que nos rodea fue creado en un mismo evento cósmico. Suena increíble, y al mismo tiempo mágico, pensar que las partículas que forman nuestro cuerpo y las partículas que conforman un árbol, tienen un mismo origen. Es decir, fueron en algún momento parte de un mismo todo.
El origen del agua es más antiguo de lo que podemos llegar a imaginar y no llegó a nuestro planeta por coincidencia. Lo más probable, es que haya sido transportada a través de cuerpos celestes que chocaron con la tierra hace millones de años, convirtiendose en una de las principales fuentes de vida de nuestro planeta.
Cuando bebemos un vaso de agua o tomamos una ducha, no solemos pensar en el valor que tienen realmente esas pequeñas moléculas, que viajaron una infinidad de kilómetros por el universo y que nos permiten estar hoy aquí y ser parte de éste maravilloso mundo lleno de vida y color.
La naturaleza, en su infinita sabiduría, ha creado ecosistemas cómo los Páramos, que actúan como fábricas y fuentes principales de agua dulce. Éstos ecosistemas cumplen la maravillosa tarea de absorber, almacenar y distribuir en tiempos de sequía, éste mágico liquido a su alrededor.
Cerca del 70% de la superficie de planeta está cubierta de agua, pero el agua dulce, esa que esta ligada a la conservación de las especies, la que nutre la vegetación y la que el ser humano necesita para vivir, es cada vez más escasa. Es una realidad. Las fuentes principales de agua potable no están siendo renovables. Es decir, están siendo drenadas más rápido de lo que se están reponiendo.
Los páramos, así como otros ecosistemas naturales, son, por ende, un santuario del agua y de la vida misma.
